Cuando decidí mirar hacia el mundo del trabajo remoto, lo hice con un objetivo muy claro: quería tener una mejor calidad de vida y tiempo real para compartir con mi hija. Ser inmigrante me había llevado a empezar de cero, trabajando en exceso y casi sin estar en casa. Necesitaba un cambio.
Los miedos que me acompañaban
Mi mayor temor era no lograrlo. El síndrome del impostor me golpeaba a diario: me repetía que no era capaz, que no estaba a la altura. Hubo momentos críticos, especialmente cuando terminaba mis dos trabajos agotada y sin energía para avanzar. En esas noches me decía a mí misma: “ya no importa, así como estás, está bien”. Pero en el fondo sabía que no era lo que quería para mi vida.
El paso decisivo
Tomar acción no fue fácil. Renuncié a uno de mis empleos y me quedé solo con uno. Ese cambio me dio espacio para dedicarme a estudiar y aprender. Decidí vivir el proceso, amarlo y adaptarme, aunque eso significara enfrentar días críticos en lo económico. Fue duro, sí, pero también fue la mejor decisión que pude tomar. A largo plazo, la recompensa superó con creces el sacrificio.
El poder de tener mentores
No caminé sola. Dos mentores fueron clave en mi camino.
- Uno me guió con disciplina, mostrándome cómo estudiar, dónde aprender y qué pasos dar.
- El otro me dio la posibilidad de realizar pasantías reales, lo que me permitió poner en práctica todo lo aprendido y ganar confianza.
Gracias a ellos, conseguí mi primera oportunidad como QA remoto dentro de mi entorno cercano.
Lo que cambió en mi vida
El cambio fue total. Hoy me siento otra persona. Volver a estudiar y conseguir un empleo remoto me hizo crecer en lo profesional y también en lo personal.
- Ahora me reconozco más segura, capaz y con objetivos claros.
- Soy como una esponja: aprendo de todo lo que me nutre y me ayuda a mejorar en mi trabajo.
- Cuento con mentores a quienes sigo consultando, pero también confío en mis propias respuestas. Eso forma parte de mi crecimiento, no solo laboral, sino también espiritual.
Un consejo para quienes recién empiezan
Si estás considerando dar el salto al mundo remoto, mi consejo es que empieces por dentro:
- Haz cambios internos y ábrete a lo nuevo.
- Permite que tu mente y tu corazón sanen, porque el progreso laboral y económico llega de la mano con el crecimiento personal.
- No te detengas: cuando más pienses en rendirte, es cuando más cerca estás de tu meta.
En el camino vas a encontrar personas maravillosas que te tenderán la mano. El mundo digital es amplio, lleno de oportunidades y, sobre todo, con lugar para todos.